“Argentina, puerto de puerta celeste, de arenas de oro, de pastos verdes, de flores rojas, hablará y dirá: ‘Tierras tengo para el que sufre en quemazón, para el sin hogar, para el huérfano niño, para el que hambre padece, para el desposeido, para el anciano, para el enfermo, para el que nace y para el que deba nacer en este lugar de promisión. ¡Argentina Samaritana... del mundo!”. (1942)